domingo, 6 de noviembre de 2011

The lovely hearts

+ ¿Cómo puedes quedarte ahí parado y pensar que después de todo lo que me hiciste te iba a perdonar así, por las buenas? Unos cuantos e-mails y esos mensajes chistosos por el móvil no van a variar las cosas.

Entonces, algo cambió en su actitud. Se sumió en una tranquilidad extraña, como si la respuesta fuera la más obvia del mundo, al menos para él.
- Pensé que me perdonarías porque te quiero. - respondió.

¡Y se lo creía! Era un farsante, un tramposo, un embustero, un ser despreciable. Pero en ese momento, había una farsa alguna, ni trampas, ni embustes, ni nada despreciable. Nate se lo creía de verdad, aunque tan sólo fuera por un segundo; necesitaba de veras que fuera verdad.
+ Nate -le dije-, no te permito que hagas eso. No te permito que digas eso. Me mentiste.
Noté el sabor de la bilis en la garganta.
+ Nate, me mentiste.
- Sólo te dije lo que querías oír -replicó, recuperando su actitud defensiva. 
+ ¿Y no se te ocurrió que, a lo mejor, quería oír la verdad?

Me di cuenta perfectamente de lo que estaba ocurriendo. En el minuto mismo en que le desafié, el "te quiero"
desapareció.



No hay comentarios:

Publicar un comentario