lunes, 1 de julio de 2013

Si el amor, como todo es cuestión de palabras, acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

"Deslizaba sus manos con suspicacia hacia mi espalda. Digamos que hacia unas especies de dibujos o siluetas por toda la parte de atrás de mi cuerpo: a veces hacia números y otras, intentaba escribirme frases que tenían que averiguar mi intuición o subconsciente.



Era una habitación oscura y sin nada ni nadie que nos molestase, solo había una lámpara de neón que nos iluminaba nuestros dos torsos desnudos por aquella entrega de amor. Él me dijo que me quería pero, '¿a cuántas más le dijo esa misma milonga?', pensé. Pero yo sabía que todo lo que sentía, nunca lo había sentido por otras mujeres, porque en su mirada todo lo delataba. Y también os puedo jurar que él me sonreía, y cuando hacía eso, juraría que era como si estuviera en el cielo, porque nunca había visto una sonrisa tan preciosa como la de aquel hombre. No importa el cómo sonreía y por qué sonreía, porque os puedo asegurar que su único motivo por el que sonreía, era por el momento, no por mi. El momento de estar tan entregados, de estar unidos sin importarnos el tiempo que pasábamos allí en aquella habitación, de abrazarnos en silencio, de querernos a gritos. De ser uña y carne, de besarnos con ganas, de acariciarnos con amor. De que el amor dicen que no existe, pero yo os prometo que cuando amáis a una persona así, os puedo asegurar que eso es amor y no las tonterías que decís muchos. "

No hay comentarios:

Publicar un comentario